[ADVERTENCIA:
EN EL PRESENTE ARTÍCULO SE
REVELAN IMPORTANTES DETALLES DE LA TRAMA DE ESTE FILM.] Las desdichadas
circunstancias que rodearon la producción de Liga de la Justicia (Justice League, 2017) son bien conocidas a
estas alturas: su realizador, Zack Snyder, abandonó el proyecto a pocas semanas
de finalizar el rodaje, abatido por la muerte de su hija, lo cual motivó que los
últimos días de filmación y la postproducción corrieran a cargo de Joss Whedon,
asimismo coautor del argumento y del guion junto con Chris Terrio. Existe
bastante consenso en cuanto a que todo lo que hizo Whedon fue rodar algunas
pequeñas escenas de diálogo y completar planos que faltaban de secuencias más
grandes, con lo cual su labor no habría sido tan importante como para merecer
crédito como codirector. Sea como fuere, no puede menos que pensarse que,
incluso en el caso de no haberse producido la marcha de Snyder en las fases
finales del proyecto, Liga de la Justicia
seguiría siendo lo que es: una curiosa y bastante armoniosa fusión del cine
de superhéroes de Snyder y Whedon.
No
cuesta mucho ver en Liga de la Justicia
numerosos “toques” à la Snyder, tanto
en lo que se refiere a la visión cotidiana, casi “a ras del suelo”, de los
superhéroes, lo cual ineludiblemente hace pensar, sobre todo, en su lectura cinematográfica
de Watchmen (ídem, 2009) (1), y que también se hallaban
presentes, pero con mucha menos fuerza e intensidad, en sus otras dos películas
precedentes dentro del Universo Cinematográfico DC: El Hombre de Acero (Man of Steel, 2013) (2) y Batman v Superman: El
amanecer de la Justicia (Batman v Superman: Dawn of Justice, 2016) (3). Hay, incluso, una inesperada
revisión parcial del estilo visual desarrollado en la estupenda 300 (ídem, 2006) en la que, por otra
parte, es una de las mejores secuencias de acción de Liga de la Justicia, si no la mejor: el momento en que la reina
Hipólita (Connie Nielsen), madre de Diana Prince/ Wonder Woman (Gal Gadot), y
sus amazonas, tratan de poner a salvo una de las tres Cajas Madre del ataque
del villano de la función, Steppenwolf (que, en la V.O. del film, se expresa
con la voz del excelente Ciarán Hinds).
En
cambio, el concepto de la Liga como equipo parece más bien de la cosecha de
Whedon, así como el sentido del humor que lo sazona, en la línea de lo desarrollado,
por descontado, en sus dos entregas para Marvel de las aventuras de Los Vengadores (2012-2015) (4); por fortuna, en lo que a comicidad
se refiere, el resultado no resulta tan cargante como el de la apayasada Thor: Ragnarok (ídem, 2017, Taika
Waititi) (5). Puestos a hilar fino, la
secuencia de acción cerca del principio, en la que Wonder Woman frustra un
atentado terrorista dentro de un banco, asimismo bien resuelta en sus líneas
generales, parece un guiño a El caballero
oscuro (The Dark Knight, 2008) (6),
del aquí productor ejecutivo Christopher Nolan; como también lo parece ese
momento en que Bruce Wayne/ Batman (Ben Affleck) descubre ante Wonder Woman su
espalda desnuda llena de cicatrices y moratones.
Más
allá de estas, digamos, pinceladas “autorales”, que demuestran que, mal que
pese y guste o no, Liga de la Justicia
es un fiel reflejo de la personalidad de sus diversos responsables, la película
repite en gran medida buena parte de las virtudes –que las tenía– y los
defectos –que también– de Batman v
Superman, con buenas ideas de guion y de momentos de puesta en escena que
se combinan, torpemente, con ideas de segunda fila y soluciones de realización
harto convencionales. De entrada, Liga de
la Justicia es un film un tanto deslavazado y falto de cohesión, habida
cuenta de que una de sus teóricas virtudes, su reducción de metraje con
respecto a su predecesora –121 minutos, frente a los 151 de Batman v Superman en su montaje para
cines–, a la larga acaba volviéndose en contra del mismo. Si, por un lado, se
agradece que, tras la previa presentación de Batman, Superman (Henry Cavill) y
Wonder Woman en El Hombre de Acero, Batman v Superman y Wonder Woman (ídem, 2017, Patty Jenkins) (7), Liga de la Justicia
vaya desde el principio “al grano”, ello está, por otra parte, descompensado
por la escasa descripción que se nos proporciona del resto de miembros del
equipo: Barry Allen/ Flash (un Ezra Miller que tiene a su cargo el personaje “gracioso”
de la función), Arthur Curry/ Aquaman (Jason Momoa) y, algo menos, Victor Stone/
Cyborg (Ray Fisher), a la espera, probablemente, de las películas que estarán
centradas en los dos primeros, Flashpoint
(2020) y la ya en postproducción Aquaman
(James Wan, 2018), respectivamente.
Pesa
en contra del resultado el escaso interés de la figura del villano, el mencionado
“conquistador de mundos” Steppenwolf, que está visualizado de manera poco atractiva:
sus apariciones, solo o rodeado de su ejército de Parademonios, guardan numerosos ecos visuales de las películas de Peter Jackson a
partir de las obras de J.R.R. Tolkien, lo cual en sí mismo considerado no
tiene porqué ser bueno o malo si no fuera porque, a ratos, impregna a la
función de una poco deseable sensación de déjà
vu. Ello no obsta, empero, para que la presencia en pantalla de Steppenwolf
y los Parademonios no dé pie –insistamos– a algunas escenas de acción resueltas
con pericia, caso de la que abre el film, la pelea de Batman contra un Parademonio,
o sobre todo la lucha de los miembros de la Liga contra Steppenwolf y los
Parademonios en los subterráneos del puerto de Gotham. Mas, a pesar de ese
esporádico vigor de la realización, el conjunto adolece de superficialidad, de
falta de densidad.
Funciona
mejor, por comparación, lo relativo al gran cabo que quedaba suelto al final de
Batman v Superman y que aquí tenía,
inevitablemente, que resolverse: la resurrección del difunto
Superman. De hecho, la secuencia en la que Batman, Wonder Woman, Flash y
Aquaman vuelven a la vida al Hombre de Acero en el mismo laboratorio/ nave
extraterrestre de Lex Luthor (Jesse Eisenberg) visto en la anterior película –aviso
para navegantes: Luthor protagoniza la secuencia post-créditos de Liga de la Justicia–, es, como digo, otra
de las mejores del film. Hay aquí, incluso, una buena utilización narrativa y
expresiva de los efectos visuales, en particular lo relativo a la visualización
de la súper-velocidad, a cámara lenta, del personaje de Flash, por más que se
trate de un recurso que se repite sobremanera a lo largo de la proyección, y dejando
aparte que tampoco sea nada novedoso: recordemos que ya lo hizo Bryan Singer, y
con más gracia, en sus dos últimas películas sobre la Patrulla X: X-Men: Días del futuro pasado (X-Men:
Days of Future Past, 2014) (8) y X-Men: Apocalipsis (X-Men: Apocalypse,
2016) (9). Pero hasta el resultado
de ese teórico gran momento, que se prolonga a las escenas posteriores en las
que los miembros de la Liga se ven obligados a enfrentarse a un resucitado pero
también desmemoriado y desconcertado Superman, si bien resuelto con corrección,
adolece de la misma frialdad y escasa emotividad que se echa en falta, sin ir
más lejos, en los inmediatamente posteriores cara a cara de Superman con su
amada Lois Lane (una abotargada Amy Adams) y su madre adoptiva Martha Kent (Diane
Lane): la emoción es la gran ausente de una función teóricamente emocionante.
Resulta preferible, por su sencillez y su respeto a cierto espíritu ingenuo de
los cómics originales esa breve, pero simpática, escena post-créditos en la que
Superman y Flash se hacen la vieja pregunta que se han formulado los lectores
desde hace décadas: ¿cuál de los dos es más rápido?
(4) http://elcineseguntfv.blogspot.com.es/2012/05/los-vengadores-de-joss-whedon-telegrama.html
+ http://elcineseguntfv.blogspot.com.es/2015/05/superheroes-reciclados-vengadores-la.html
(6) Véase nota 1.
(7) http://elcineseguntfv.blogspot.com.es/2017/06/inocencia-superheroica-wonder-woman-de.html
+ http://elcineseguntfv.blogspot.com.es/2017/07/mujeres-en-la-encrucijada-procesos-de.html
(9) http://elcineseguntfv.blogspot.com.es/2016/06/dirigido-por-de-junio-2016-la-venta.html
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