Justo al cierre del número de este mes de mayo de Dirigido por…, tengo noticia de la muerte, el pasado 3 de febrero y víctima de un cáncer, de un antiguo colaborador de la revista: Samuel R. César. Todo un veterano, los lectores de Dirigido por… recordarán muy bien sus críticas, iconoclastas como pocas, y que escribió un número de la colección Programa Doble, el 5, dedicado a El silencio de los corderos y Winchester 73 (que aquí reproduzco a falta de tener, y lo lamento, una imagen de Samuel).
Me consta que las críticas que Samuel R. César, cuyo verdadero nombre, por cierto, era Antonio Fernández, no eran del agrado de todos los lectores de Dirigido por… Pero lo que quiero recordar aquí es a la persona que yo conocí: un hombre extremadamente simpático y extravertido, apasionado del cine de Jean-Luc Godard, y de quien se me ha quedado grabada en la memoria aquella ocasión en la que, conversando amigablemente (todas las conversaciones con él lo eran), afirmó que en el fondo el cine de Godard era muy sencillo; y, a poco que se piense en ello, creo que tenía razón. Lamento verdaderamente su desaparición, y desearía que en este pequeño homenaje a su figura se recordara, por encima de sus opiniones (insisto: no del gusto de todos), al hombre amable y afectuoso que, estoy convencido de ello, ha dejado un buen recuerdo entre quienes le conocieron o le trataron siquiera mínimamente. Descansa en paz, compañero.
viernes, 1 de mayo de 2009
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Los que, como yo, esperábamos ansiosamente nuestra cita mensual con “Dirigido por...” allá a finales de los 80 principios de los 90 cuando, con 15 añitos, las opiniones de los que colaborabais en la revista tanto significaban para nosotros, seguro que lo recordaremos siempre.
ResponderEliminarTriste casualidad: Recuerdo que no hace mucho Christian y yo te preguntamos que había sido de él.
Lluís.
Lo siento, Tomás, un abrazo.
ResponderEliminarAlicia.
Creo que este señor ya no debía de colaborar con 'Dirigido por' en la época en que me empecé a convertir en lector asiduo de la revista, allá por el 2000, dado que su nombre no me suena de nada. En cualquier caso, todo fallecimiento siempre es una pérdida. Ojalá descanse en paz.
ResponderEliminarGuardo un agradable recuerdo de algunas de sus (singulares) críticas.
ResponderEliminarDescanse en paz.
Yo aún me acuerdo de su Hollywood a las órdenes del señor Yakamoto.A pesar de no compartir casi nada de lo que se decía en ese artículo,lo sigo considerando todo un clásico.Una pena.
ResponderEliminarRecuerdo haberle leído (su nombre me es extraordinarimente familiar) pero no caigo en qué críticas. Lo siento, Tomás.
ResponderEliminarSiempre es una pena perder a un compañero.
ResponderEliminarLa verdad es que asocio de forma un tanto vaga el nombre de Samuel R. César a críticas de perfil más incisivo que iconoclasta, muy cultas y estimulantes siempre, pero sin abusar de posiciones u ocurrencias destinadas a sentar plaza de "enfant terrible", que tan escaso servicio prestan al debate cinéfilo. Seguramente, el mejor homeje que podría hacerse a SRC, es que, alguien que tenga soltura para manejarse en internet busque y nos brinde (si es posible) algunos enlaces con textos suyos para refrescar algo de su obra crítica.
ResponderEliminarUn abrazo y enhorabuena por este sano espacio de intercambio de opiniones en torno al cine.
Hola Tomás,
ResponderEliminarSoy César, uno de los tres hijos de Samuel R. César, quiero agradecerte tus líneas como homenaje. No he tenido el placer de conocerte, pero me alegra que recuerdes haber pasado momentos charlando con mi padre de nuestra gran pasión, el cine.
Desde que tengo uso de razón recuerdo haber compartido la visión y los comentarios de los films que nos unían de Godard, Kusturica, Hitchcock, Malle, Truffaut, Ford, Haneke, Almodovar, Chaplin, Kurosawa (y su maravilloso entierro de Los Sueños que tanto disfrutamos las cientos de veces que lo vimos), Lang, Dreyer, Renoir, Coen, Lubitsch, Oliveira... paro la enumeración de los directores de grandes películas que me enseñó a disfrutar; la lista es más larga porqué mi padre amó el cine de manera amplia, lo mostró en las críticas que publicó y en todas las que no publicó pero que puntualmente elaboraba. Críticas, algunas, que maduramos entre los dos tras haber visto la película en silencio y complicidad y haber tomado cada uno nuestras notas.
Recuerdo como me explicó varias veces, mientras se le iluminaban los ojos, como iban al cine en grupo José Luis Guarner, Terenci Moix, Pere Gimferrer, mi padre y otros al cine, ya hace unos 40 años. Cómo comentaban cada película durante horas. Quiero pensar que las están comentando ahora con tranquilidad y están teniendo el privilegio de ponerlas en común con sus creadores allá arriba.
Recuerdo como en sus últimos meses se quejaba de no poder retener con precisión los detalles de las películas, de como le costaba escribir, pero sobretodo se quejaba en sus últimos días de no poder volver a disfrutar del cine, de no poder volver a escribir de cine.
Gracias por tus palabras y todos los que habéis puesto comentarios.
Tomás,
ResponderEliminarRecogiendo la invitación del último comentario anónimo, y aprovechando que tengo soltura con internet y es mi medio de vida, os dejo los dos principales enlaces que he encontrado a textos suyos:
Cine activo: Cine moderno. http://www.publicacions.ub.es/bibliotecaDigital/cinema/filmhistoria/Art.Cesar.pdf
Madregilda.
http://www.filmotecadeandalucia.com/recursospelis/447_madregilda/hojasala_madregil.pdf
En las hemerotecas estoy seguro que se encontrará todo lo que publicó en su momento.
Un saludo.
Un inmenso placer poder hablar contigo, César, a pesar de que sea en tan tristes circunstancias.
ResponderEliminarGuardo un recuerdo muy simpático de tu padre, y lo digo de corazón y sin falsas formalidades.
Ni que decir tiene que, siempre que desees entrar en este blog a comentar cine, y polemizar sanamente, estaremos encantados de leerte.
Un abrazo,
Tomás.
Gracias Tomás, así lo entendí y por eso me animé a comentar en tu blog.
ResponderEliminarSeguiré entrando en el blog y, siempre que pueda aportar algo, comentaré.
Un abrazo.