Pese a ser una mala película, Jaws 3-D (El gran tiburón) (Jaws 3-D [a.k.a. Jaws III], 1981, Joe Alves) (1) proporcionó a Universal Pictures algún beneficio, gracias a su presupuesto tirando a bajo (18 millones de dólares) y a su aceptable recaudación internacional (88 millones). De ahí que el estudio se planteara la posibilidad de hacer otra secuela. Tras rechazar un primer guion firmado por Steve De Jarnatt –el interesante guionista y director de la estupenda 70 minutos para huir (Miracle Mile, 1988) (2)–, Universal se decidió por el planteamiento ofrecido por el veterano Joseph Sargent, quien además de dirigir el film se encargaría de producirlo, a pesar de partir de una premisa argumental que Sargent se sacó de la manga y que él mismo creía que era una estupidez, aunque confiaba que, bien construida, pudiera funcionar en pantalla: que, en esta ocasión, los ataques del tiburón estuvieran motivados en el deseo de venganza del animal contra los miembros de la familia Brody. Michael De Guzman se encargó de pergeñar el libreto en tan solo cinco semanas, y la película, finalmente titulada Tiburón, la venganza (Jaws: The Revenge, 1987), contó de nuevo con la participación de Lorraine Gary en el papel de Ellen Brody, la ahora viuda de Martin Brody, principalmente porque Roy Scheider no aceptó volver a protagonizar una secuela (salvo, en sus propias palabras, que el tiburón lo devorara en la primera secuencia…), de ahí que se eliminara a su personaje (se lo “matara”, vamos) y se recuperara una escena del primer Tiburón (Jaws, 1975, Steven Spielberg), virada en colores sepias a modo de flashback, en la cual aparece Martin con su pequeño hijo Sean en la cocina de su hogar. Por su parte, Gary, retirada del cine desde 1979, regresó únicamente para hacer este film como un favor a su marido, el ejecutivo de Universal Sid Sheinberg. Es famosa la anécdota de que un Michael Caine en horas bajas, profesionalmente hablando, aceptó participar en esta película, que confesaba no haber visto nunca, porque gracias a lo que le pagaron pudo comprarse una casa nueva.
Hay que decir, de entrada, que si bien en sus líneas generales Tiburón, la venganza es un film mediocre, acaso no lo sea tanto como Jaws 3-D (El gran tiburón), por no salirnos de la franquicia oficial (no perderemos el tiempo hablando de “sharknados” y similares), y está más bien en la línea de la secuela menos mala de la saga, Tiburón 2 (Jaws 2, 1978, Jeannot Szwarc) (3). Para empezar, es cierto que, sobre el papel, su delirante planteamiento semi fantástico podría haber dado pie a una película más interesante. El problema es que la atractiva premisa de base del asunto –qué ocurriría si un tiburón blanco quisiera vengarse de la familia Brody por haber liquidado a tres de sus congéneres–, sencillamente, no funciona. A pesar de que, desde el primer momento, Joseph Sargent intenta crear cierto clima tenebroso que, de algún modo, justifique la posibilidad fantastique del planteamiento argumental –cf. la muerte, a poco de empezar el film, de Sean Brody (Mitchell Anderson), devorado por el escualo, ¡después de haberse salvado en hasta tres ocasiones!, como vimos en las anteriores películas; la extraña escultura metálica con apariencia de tiburón que esculpe Carla (Karen Young), la esposa de Mike (Lance Guest), el hijo mayor de los Brody; la pesadilla en la que Ellen es atacada por el escualo en la playa–, nada de eso va más allá del apunte. Hay, pese a su bien ganada fama de “mala película”, una secuencia de “suspense” bastante lograda, el ataque del tiburón contra Mike mientras este hace submarinismo, sobre todo en lo que se refiere a las atractivas escenas en las que Mike intenta refugiarse del acoso del escualo dentro de los restos de un barco naufragado. Pero, evidentemente, no es suficiente para salvar al film. En definitiva, lo que, a priori, podría haber sido la descripción de una extraña maldición sobrenatural que pesa sobre los Brody, en forma de recurrentes ataques de gigantescos tiburones blancos cuya presencia se va renovando misteriosamente cada equis años, acaba siendo, más bien, la fehaciente demostración de que los Brody son los mayores gafes de mierda de la historia del cine.
Poco más puede decirse de esta película fallida y equivocada. Las escenas de los ataques del tiburón, a base de planos cortos o muy cortos de sus fauces dentadas y chapoteos, son muy convencionales. El único momento más o menos eficaz es, cerca del final, cuando el escualo ataca el inflable y atrapa entre sus fauces a una desdichada mujer, muy cerca de donde está sentada la pequeña hija de Mike y Carla, Thea (la malograda actriz infantil Judith Barsi, cuya historia es bastante más terrorífica que Tiburón, la venganza –(4)–). El personaje de Hoagie, el campechano piloto de avioneta destinado a convertirse en el nuevo interés amoroso de la viuda Brody, carece del menor relieve, y da pena ver cómo se desaprovecha a un gran actor como Michael Caine en semejante caricatura. El tiburón ataca ferozmente a Mario Van Peebles –como Jake, el colega biólogo marino de Mike– y, para desgracia del espectador, no se muere. Y qué decir del desastroso clímax de la función, con Ellen ensartando, ¡y reventando!, al tiburón con el mástil de proa de un velero, filmado a base de ralentíes tan feos como confusos (5). Por no hablar de los ridículos “rugidos” del escualo, sacados del inefable Tiburón 3 (L’ultimo squalo, 1981) de Enzo G. Castellari y que también se dejaban oír, vagamente, en la delirante Jaws 3-D (El gran tiburón); de hecho, la primera vez que oímos “rugir” al tiburón, podemos interpretarlo como un delirio desde el punto de vista subjetivo de la trastornada Ellen, pero cuando los “rugidos” se reiteran ya no hay excusa posible para los mismos. Escaso balance viniendo del director de la estimable Colossus: The Forbin Project (1970) (6) y la estupenda primera versión de Pelham 1, 2, 3 (The Taking of Pelham One Two Three, 1974).
(1) http://elcineseguntfv.blogspot.com/2023/06/tiburon-32-jaws-3-d-el-gran-tiburon-de.html
(2) http://elcineseguntfv.blogspot.com/2010/07/miracle-mile-amor-en-el-dia-del-fin-del.html
(3) http://elcineseguntfv.blogspot.com/2023/07/terror-en-amity-otra-vez-tiburon-2-de.html
(4) Judith Barsi fallecería poco después del rodaje del film, el 25 de julio de 1988, a la tierna edad de 10 años, asesinada junto a su madre a manos de su celoso padre, un maltratador alcoholizado que no soportaba el éxito de la pequeña gracias a sus bien remunerados trabajos en cine y televisión, y que maltrataba con frecuencia a su esposa e hija física y psicológicamente, habiéndolas amenazado de muerte en numerosas ocasiones. El asesino disparó a la niña en la cabeza mientras dormía, y luego mató a la madre. Tras encerrarse en casa con los cadáveres durante dos días, prendió fuego a los cuerpos y, a continuación, se suicidó. Lance Guest, uno de los protagonistas de Tiburón, la venganza, fue uno de los encargados de transportar el féretro de Judith durante su funeral.
(5) Pese a todo, existe un primer montaje del final que era todavía mucho peor, y si no me creen, compruébenlo ustedes mismos en: https://www.youtube.com/watch?v=YqiWWmAEfTA. Hay otro montaje de ese mismo final que, curiosamente, no solo está mejor que el anterior, sino que incluso mejora un poco (no mucho, tampoco se crean) el que se vio en cines: https://www.youtube.com/watch?v=l44w-9WBqV4.
(6) http://elcineseguntfv.blogspot.com/2023/04/dirigido-por-mayo-2023-la-venta.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario