Mi contribución a este número está incluida, en primer lugar, dentro de la primera entrega del dossier de dos partes sobre cine de propaganda política, en torno al cine propagandístico realizado en la antigua Unión Soviética, Alemania, Italia y los Estados Unidos antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial y en plena Guerra Fría, el cual consta de un artículo introductorio, a cargo de Quim Casas, y de diez antologías dedicadas a películas como El triunfo de la voluntad (Triumph des Willens, 1935), de Leni Riefenstahl [Antonio José Navarro], Confessions of a Nazi Spy (1939), de Anatole Litvak [Juan Carlos Vizcaíno Martínez]; La nave bianca (1942), de Roberto Rossellini [Tonio L. Alarcón], Mission to Moscow (1943), de Michael Curtiz [Antonio José Navarro], El telón de acero (The Iron Curtain, 1948), de William A. Wellman [José María Latorre], The Red Danube (1949), de George Sidney [Quim Casas], I Was a Communist for the FBI (1951), de Gordon Douglas [Antonio José Navarro] y Fugitivos del terror rojo (Man on a Tightrope, 1953), de Elia Kazan [Rafel Miret].
Para la primera parte de este dossier, he escrito un par de antologías. La primera, la del famoso film de Vsevolod Pudovkin Tempestad sobre Asia (Potomok Chingis-Khana, 1928): “mal que pese a los panfletarios y al todavía excesivamente abundante personal que cuando va al cine o ve cine se limita a leer guiones (¡valiente pereza mental!), Vsevolod Pudovkin quizá pudiera ser a veces un cineasta al servicio del régimen comunista, o cuanto menos condicionado por el mismo, pero era también un extraordinario realizador que sabía imprimir una notable carga humana a sus películas más «soviéticas», de tal manera que sus contenidos panfletarios solían quedar minimizados o relativizados por su poderoso sentido de la puesta en escena”.
La segunda antología es la de la magnífica película de Lewis Milestone The North Star (1943): “una vez superados esos ñoños pero quizá “necesarios” treinta primeros minutos, la blandura del relato deja paso a la dureza y ofrece más de una hora de cine grandioso. Los alemanes invaden territorio ruso, trayendo consigo muerte y destrucción; las canciones acaban, las risas cesan, y todo queda dominado por el dolor y el llanto. Es entonces cuando Milestone, firmante de la que posiblemente sea la mejor película bélica de la historia de Hollywood, “Sin novedad en el frente” (All Quiet on the Western Front, 1930) (…), convierte “The North Star” en una obra de arte”.
En lo que a títulos de actualidad se refiere, también firmo un extenso comentario del más reciente film de Tim Burton, Sombras tenebrosas (Dark Shadows, 2012): “Este carácter «deconstructivo» del mejor cine de Burton resulta particularmente refinado en el caso de “Sombras tenebrosas”, dado que no solo forma parte de su planteamiento de producción –su carácter de película basada en una serie de televisión, en este caso la famosa (en los Estados Unidos) producción de Dan Curtis “Dark Shadows” (1966-1971)–, sino también de su entraña dramática a nivel de guión –las peripecias de un vampiro, atrapado dentro de un ataúd durante 200 años, para adaptarse a la Norteamérica de 1972–, y a un nivel todavía más profundo, de su puesta en escena”.
Para la sección Flashback, comento la película de Francis Ford Coppola El hombre sin edad (Youth Without Youth, 2007), con motivo de su estreno en formato DVD y Blu-ray: “una adaptación para el cine, con guión del propio Coppola, de la novela «Tiempo de un centenario» (ediciones españolas: Kairós, 1999; Alianza, 2007), del novelista, filósofo, historiador y ensayista rumano Mircea Eliade (1907-1986). A falta de conocerla por mí mismo, el guión del film parece conectar con muchas de las constantes de la vida y la obra de Eliade, tales como el estudio de las lenguas (hablaba y escribía en rumano, francés, alemán, italiano, inglés, hebreo, persa y sánscrito), el conocimiento sobre los mitos y las religiones (en particular el hinduismo), el interés por el yoga, y el concepto de hierofanía, término acuñado por Eliade en su libro «Tratado de historia de las religiones», a partir de las palabras griegas «hieros» (sagrado) y «faneia» (manifestar), la cual consiste en la manifestación de lo sagrado a través de nuestro cosmos habitual pero en un sentido completamente opuesto al misticismo”.
Asimismo, firmo una critica menos extensa de la agradable comedia sentimental francesa de David y Stéphane Foenkinos La delicadeza (La délicatesse, 2011).
Mi contribución a este número se cierra con el comentario de una estimulante rareza del realizador Harry Lachman titulada La nave de Satán (Dante’s Inferno, 1935), incluido en la sección En busca del cine perdido.
Muy interesantes los contenidos de este mes. Tengo muchas ganas de leer la crítica de Navarro de "Red State" y las tuyas de "Youth Without Youth", la peli de Milestone y ese título de Harry Lachman, que desconocía. Sobre todo la de la peli de Burton, que no me ha gustado nada.
ResponderEliminarSaludos.
Tomás, haberos mojado un poco más con el dossier y haber incluido Raza: nos hubiéramos echado unas buenas risas con los debates a posteriori en diversos foros, jejeje...
ResponderEliminarJa, ja, ja...
ResponderEliminarLo cierto es que, hasta el último momento, se estuvo barajando el incluirla, pero finalmente se descartó por considerar que ya se ha hablado bastante de ella y porque, en el próximo número, Ramon Freixas dará cuenta del "cine franquista" en un artículo y un par de antologías.
Saludos.
Leche podías dedicarle alguna vez una antología, un en busca del cine perdido, un lo que sea a una película de A. Dovjenko, a La tierra, a Arsenal, a Iván o a Zvenigora, lleváis 423 número y jamás habéis publicado nada sobre él, en el Dossier de Cine Mudo me extrañó su ausencia (cuando sí aparecieron títulos de directores menos importante) se puede alegar que se pretendía destacar a autores poco conocidos pero no es el caso porque algunos de los siempre estaban con las mismas películas de siempre pero Dovjenko nada y sé que hay grandes admiradores de su obra como A. J. Navarro como los hubo en otros tiempos (A. Castro), pero lo de siempre de Aleksandr Dovzhenko nunca nada de nada.
ResponderEliminarJon
No prefieres el Inferno de Liguoro al de Lachman?
ResponderEliminarYa parece el rincón de las peticiones, estaría bien un estudio sobre Hou Hsiao Hsien, considerado a nivel mundial el director más importante de los años 90 por revistas como Film Comment o Sight and Sound, también artículos sobre Tsai (sus primeras obras, Viva el amor, The Hole, No puedo dormir solo, El río), ciertas obras fundamentales de Denis, Kiarostami, Yang o Dumont que nunca han sido comentadas en la revista... Vamos que todo esto se solicionaría con un Dossiers tipo Obras no estrenadas de los grandes autores del cine de autor contemporáneo. Sé que no son Dovzhenko pero tendrían más lectores potenciales que éste y estarían bien.
ResponderEliminarBuenos días a todos:
ResponderEliminarPor descontado que hay muchos realizadores actuales que bien merecerían un espacio en nuestra revista, asignatura pendiente que procuraremos ir compensando debidamente (la idea del "dossier" no es mala, y más teniendo en cuenta que los "dossieres" de cine inédito han funcionado bastante bien).
Lo mismo puede aplicarse a Dovjenko y a otros como, por ejemplo, Werner Herzog, que ya clama al cielo, y al cual hace tiempo que tenemos en cartera con vistas a dedicarle algo a su altura.
Entrando en otro terreno: sí, Gonzalo, a mí también me gusta más "L'inferno" (1911), de Padovan, Bertolini y Liguoro, una película curiosísima y muy bella, aunque este mes se me presentó la ocasión de comentar esta divertida "marcianada" de Harry Lachman y me lo he pasado bien haciéndolo.
Saludos cordiales.
A mí lo que me ha hecho gracia de este nº es cómo Valentí arremete contra aquellos que no consideran que un estreno en formato doméstico tiene la misma importancia que uno en salas cinematográficas, y por tanto lo siguen considerando inédito, cuando, precisamente, en los dossiers dedicados al cine de terror inédito se incluían unos cuantos títulos que sí se habían estrenado en nuestro país en DVD. Por cierto, la ausencia en esos dossiers de "A Serbian Film" me resultó de lo más chocante, no sé si tendrá algo que ver con la presencia de Ángel Sala entre los colaboradores, pero lo considero un film importante aunque sea por la polémica que le ha rodeado.
ResponderEliminarPor cierto, mis felicitaciones a Quim Casas por su impresionante cobertura del Festival de Cannes, muy completa y trabajada.
Buenos días, Int:
ResponderEliminarDesde luego, el hecho de que, para mí, una película editada en DVD o Blu-ray en España no sea ya inédita, no significa que ese sea el punto de vista del editor, más tradicional en este sentido, de ahí esa aparente contradicción. Ten en cuenta que, cuando yo opino, hablo solo por mí, no "en nombre de la revista".
¡Hace tiempo que queremos sacar "A Serbian Film"! Lo hemos intentado dos o tres veces, pero el editor se resiste a hablar de esta película (o, mejor dicho, que hablemos) hasta que no esté completamente aclarado el estado legal de la misma en España.
Completamente de acuerdo con la calidad de la crónica que Casas ha hecho de Cannes este año. Le transmito tus felicitaciones.
Saludos cordiales.
Interesante el matiz que comenta Tomás sobre las diferentes opiniones que tienen el editor y él sobre un tema, interesante porque esa ha sido siempre la grandeza de Dirigido a lo largo de su historia: que Miret le gustaban Fassbinder y Visconti y a otros no, que a Castro le encantaban Kubrick y Huston y Latorre les dejaban frío porque prefería a Ford y Hitchcock (que a Castro le gustaban lo justo, Ford casi nada, que Latorre podía poner un 2 a La regla del juego rodeado de % de los otros críticos y Marías podía poner un 0 a Ocho y medio rodeado de no menos 5, es decir que es una revista ecléctica donde se reúnen personas con diferentes opiniones e ideas sobre lo que debe ser el cine, en la que se admite un estudio sobre el Giallo, la Hammer, o el Peplum o uno sobre Lang, el cine Mudo o las Grandes Obras del Cine Europeo, sin elitismos, falsa pedantería o conciencia de crear una secta de conservadores de la esencia de lo que debe ser el cine y la crítica, como se hace en otras revistas como Tren de Sombras (con Álvaro Arroba a la cabeza) que critican a esta revista por hacer estudios sobre la Hammer o el cine de aventuras marinas en lugar de investigar el documental alemán actual, el cine magrebí, o la trilogía de la muerte de Van Sant, o de volver a repetir (sin comprender muy bien) la enésima cita de siempre de Deleuze o de Daney como si fueran los únicos profetas posibles y de volver siempre al mismo rollo de la teoría del cuerpo (y su ausencia) que tanto parecen obsesionar a buenos críticos como Ángel Quintana o Carlos Losilla. Cuando pienso críticos interesantes como Antonio Weirinchter que se han estropeado por culpa de este inefable sectarismo compruebo que Dirigido con sus muchos errores (junto a otros aciertos) sigue siendo la propuesta más equilibrada del panorama actual aunque claro algunos (como Arroba) no estarán de acuerdo y seguirán creyéndose portadores de la única razón posible y seguirán tan encantados como siempre de haberse conocido a la par que de haber conocidos a loa apóstoles verdaderos de la palabra del buen cine.
ResponderEliminarJavier (que piensa que se puede ser un pesado con tanto Deleuze y con tanto cine del cuerpo)
Amén a todo lo que comentas, Javier. Muy lúcida opinión.
ResponderEliminarAmén Javier.
ResponderEliminar"Cine del cuerpo" y otras muletillas varias. Podríamos hacer un juego sobre los lugares comunes más repetidos por la crítica del siglo XXI, aunque yo encontré casi todos en un mismo libro: "Cine e imaginarios sociales", de Gerard Imbert. Ahí van un par de aportaciones: "cine líquido" y "mutaciones".
Buenos días a todos:
ResponderEliminarTodas las opiniones, teorías y corrientes de pensamiento sobre el cine de todos los tiempos son, en sí mismas, intrínsecamente buenas. Pero la base que da credibilidad y solidez a todas ellas, la base de todo pensamiento, y no solo en lo que al cine se refiere, es la misma: la actitud con que se defienden las posturas. Desde luego que cada cual es libre de pensar lo que quiera y opinar lo que le dé la gana, faltaría más, pero cuando la actitud lleva a considerar que tan solo uno es quien tiene razón y los demás no solo están equivocados, sino que encima no tienen ni idea de nada, es cuando la cosa falla. Entonces, el pensamiento que rechaza otros pensamientos o pareceres deja de ser pensamiento y se convierte en dogma.
Saludos cordiales.
Hola de nuevo, Tomás. Sin duda, las palabras de tu último mensaje son realmente un ejemplo a seguir pero, resulta que, después, en la práctica, no sé si a lo mejor sin que os deis cuenta, no resulta así. Esto me recuerda a una entrevista que se publicó en Miradas de cine con Antonio José Navarro (a quien, de paso, decir que me parece una de las firmas más interesantes de la revista) en la que, más o menos, venía a decir lo mismo, pero después resulta que los textos de Navarro son célebres por su visceralidad y posiciones un tanto intransigentes (lo que no tapa su habitual calidad). Y, en ocasiones, ocurre lo mismo con los tuyos (de manera no tan radical como ocurre con Navarro, claro, quien, en ocasiones, seguramente arrastrado por su pasional discurso, llega a rozar el ataque directo). Por supuesto, nunca se llega al insulto personal (faltaría más), pero sí a una descalificación más sutil la cual, quizás, sea intrínseca al oficio de la crítica: cuando, por ejemplo, hablas de "despistados" (porque encumbran una película que te parece sobredimensionada) o criticas la visión literaria que del cine tienen algunos profesionales (en detrimento de la puesta en escena), ¿no estás cayendo en este error?
ResponderEliminarUn saludo.
Buenos días, Int:
ResponderEliminarComprendo lo que quieres decir y no es una cuestión fácil de resolver, porque en definitiva vuelve a ser aquello de querer escribir y opinar sobre algo, cualquier tema, intentando dos objetivos: contentar a todo el mundo y no ofender a nadie. Yo mismo, lo confieso, no he podido o no he sabido resolverlo satisfactoriamente, y es verdad que, en ocasiones, a uno se le escapan calificativos que pueden sonar ofensivos a oídos de otros. El término "despistados" puede estar, en un momento dado, en la frontera entre lo tolerable y no tolerable.
El problema es que, como digo, no es una cuestión fácil de resolver satisfactoriamente, pues parto de la base que, cuando se opina, es muy difícil, o prácticamente imposible, contentar a todos y no molestar a nadie. El ensayista que, algún día, lo logre, será un auténtico genio.
También pienso que si intentara escribir de una manera más neutra, más fría y más técnica, con vistas a impedir que se me escapara la menor "salida emocional", me saldría un texto tan deshumanizado y tan farragoso, que sería francamente difícil de tragar. Lo que perdería, por así decirlo, en "capacidad ofensiva", lo ganaría en pesadez y aburrimiento.
No sé tampoco hasta qué punto esas, digamos, "descalificaciones" no forman parte del lenguaje intrínseco de la crítica (en este caso, la de cine, pero puede extenderse a otras áreas). No sé hasta qué punto se puede escribir dando una opinión y, al mismo tiempo, que esa opinión sea emitida de manera neutral, respetuosa y nada ofensiva, y que al mismo tiempo sea personal, particular, subjetiva y definidora de la persona que la emite.
Evidentemente que los hay más extremados, mucho más incluso que Navarro. Hace pocos años, Arturo Pérez-Reverte, que como novelista no es santo de mi devoción pero que en ocasiones es un brillante articulista, se mostraba indignado con la decisión de suprimir el carácter obligatorio de la asignatura de Historia de la ESO, creo recordar, y empezaba su artículo al respecto dirigiéndose a los responsables de dicha decisión como: "Queridos imbéciles". ¡Si yo empezase una crítica así, ya me habrían matado hace tiempo!
También habría que considerar si el apasionamiento del que escribe, y que se traduce en esas expresiones, no las de Pérez-Reverte, por descontado, sino en las que decíamos antes y que pueden sonar descalificadoras, no son sino aquello que, por así decirlo, dan "sabor" al comentario, lo hacen más personal y, por qué no decirlo, más humano. Desde luego que un exceso de improperios en la crítica de cine, o en cualquier opinión, es contraproducente, pero también es posible que lo sea un exceso de contención, de "buenas maneras".
La frontera no está claro, al menos no para mí. Pero también comprendo que este tema es una de las razones por las cuales mucha gente detesta a muchos críticos de cine.
Saludos cordiales.
Hola a todos:
ResponderEliminarEn mi opinión si nos ciñesemos a canones solo esteticos aceptados, solo tendríamos críticas frias, y el cine como arte, debería generar opiniones más profundas, que no se justifiquen simplemente en tratados previos, ya que si no, no serían críticas, sino diagnosticos. Y eso es algo terrible a mi parecer. Eso no implica que haya que faltar al respecto en una crítica, algo relativamente frecuente en nuestros dias, en medios no especializados y generalistas además, que son leidos por muchísima gente, y que en ocasiones se dedican a despreciar de manera implicita (y en ocasiones explicita) a quien no comparte su opinión positiva o negativa sobre determinada obra.
De la misma manera, creo que gracias al auge de los blogs, en estos sus autores pueden (podemos) permitirnos opiniones que normalmente volcariamos en un ambiente más intimo, más "entre amigos".
Saliendo del tema, me ha encantado la revista de este mes. No la compro todos los meses, pero los ultimos numeros los estoy adquiriendo todos.
Tambien me gustaría decir que estaría bien que dedicases algun articulo más a las series de televisión, tan en auge en este momento, algo que afortunadamente, empezais a hacer cada vez más en vuestras revistas (a los ultimos reportajes de los numeros de Dirigido por e Imagenes me remito)
Un saludo