Ya expliqué en su momento que no me encuentro entre los partidarios de [Rec] (2007), de Jaume Balagueró y Paco Plaza, una propuesta más interesante sobre el papel que en virtud de sus méritos de resolución, más bien escasos a mi entender. Pese a todo, sentía una curiosidad natural por ver cómo Balagueró y Plaza habían resuelto [Rec] 2 (2009), una secuela de la anterior que, respecto a aquélla, parte con ventajas y desventajas. Entre estas últimas, claro está, la desaparición del efecto sorpresa, en cuanto ahora cualquier que haya visto el primer [Rec] o como mínimo haya oído hablar de ella sabe con mayor o menor precisión qué va a ver. Empero, hay algo en lo cual [Rec] 2 aventaja –que no mejora— al original, y es en el arranque; teniendo en cuenta, además, que la trama propiamente dicha empieza apenas dos horas después de los hechos narrados en el primer film, la nueva película va directa al grano: un puñado de agentes de policía del Grupo Especial de Operaciones (GEO), formado por el jefe (Óscar Sánchez Zafra), Larra (Ariel Casas), Martos (Alejandro Casaseca) y Rosso (de nuevo Pablo Rosso, director de fotografía y operador de cámara tanto en el primer [Rec], donde era el reportero de televisión Pablo, como en el segundo), penetra en la misma escalera de vecinos del Ensanche barcelonés para llevar a cabo una misteriosa operación cuyo contenido tan sólo conoce el hombre encargado de supervisar la misma, un tal Dr. Owen (Jonathan Mellor). Por lo menos en esta ocasión nos ahorramos el interminable prólogo del primer [Rec] en el cuartel de bomberos: las imágenes van adoptando el punto de vista subjetivo de todos y cada uno de los cuatro GEO,s en virtud de las minicámaras portátiles que llevan ceñidas a sus cascos (una novedad respecto a [Rec]: aquí hay más de una cámara), y en un santiamén pasamos del interior del furgón donde los agentes están repasando armamento y equipo al interior del edificio: apenas cinco minutos después de empezada la proyección, nos hallamos de nuevo en la planta baja, manchada de sangre, que a estas alturas medio mundo conoce.
El problema, gran problema, de [Rec] 2 consiste en que no hay en ella la más mínima novedad relevante: es una secuela que tiene todos y cada uno de los vicios de las continuaciones que, por regla general y salvo excepciones, suelen atribuirse, y lanzarse despectivamente a la cara, de cualquier película norteamericana comercial al uso. La trama es un “más de lo mismo” respecto al primer [Rec], con la desventaja en este caso de que partimos de un previo conocimiento, ni que sea meramente apuntado, sobre la naturaleza demoníaca del supuesto virus que ha convertido a los pacíficos vecinos de la escalera en una horda de salvajes infectados, o mejor dicho, poseídos. Como en cualquier secuela made in USA del montón, lo que se hace en [Rec] 2 es intentar entrar en detalles sobre un determinado aspecto que quedó perfilado en la primera entrega, en este caso el origen infernal del virus mediante una descripción más pormenorizada del misterio que rodeaba al –hay que reconocerlo: efectivo— mcguffin con que se cerraba el primer [Rec]: la a estas alturas célebre niña Medeiros. El propósito, en teoría, es loable, pero la cosa no da lo que promete: apenas se profundiza un poco más en los orígenes y el alcance del Mal que va contagiando la monstruosa niña poseída, y el objetivo de la misión de los GEO,s comandados por el Dr. Owen, conseguir una muestra de la sangre de la niña Medeiros para de esta manera desarrollar una vacuna contra el virus de la posesión, no tiene la intensidad dramática requerida, además de adolecer de una casi total ausencia de la adecuada atmósfera “satánica”.
Uno de los golpes de efecto del primer tercio del film, que el Dr. Owen sea en realidad un sacerdote expresamente enviado por el Vaticano, carece asimismo de la fuerza que sería de desear, principalmente porque la parafernalia religiosa que envuelve al personaje apenas tiene peso: salvo en un instante fugaz en que esa parafernalia adquiere la relevancia pretendida, en cuanto supone una inflexión en el desarrollo de los acontecimientos –el momento en que el Dr. Owen frena el ataque de un poseído encerrándolo en una habitación de la cual no puede salir porque en la cara exterior de la puerta está, sujeto con una navaja…, un rosario—, los crucifijos que esgrime el sacerdote no parecen tener otra función que la de dar pie a evocar, a ratos, El exorcista (The Exorcist, 1973, William Friedkin): hasta la invocación divina que exclama el Dr. Owen recuerda a la que salía de boca del padre Merrin/ Max von Sydow: “¡El poder de Cristo te obliga!”. El guiño, en sí mismo considerado, no tendría (ni tiene) nada de malo si estuviese resuelto con gracia, pero no es el caso. Más que nada porque tampoco se explora a fondo otra posibilidad, ya apuntada en el primer [Rec]: que un grupo de personajes insertos en un contexto de “realidad cotidiana”, fuertemente subrayada por la textura “realista” de la cámara en mano (en el primer film, un pequeño equipo de televisión y unos bomberos, aquí los GEO,s), se vean obligados, con tal de sobrevivir, a dejar de lado sus creencias racionales y a abrazar la posibilidad de una “realidad alternativa”, un mundo fantástico donde se han invertido las reglas de la “normalidad” en beneficio de un universo violento y desquiciado, marcado por lo sobrenatural e incluso el fanatismo religioso: un mundo en el cual el Diablo y el Infierno existen DE VERDAD…
Mas lo peor de [Rec] 2 no reside en eso, sino en una estúpida subtrama metida, además, con calzador, probablemente con vistas a alargar un metraje que, pese a su brevedad (menos de 90 minutos), vuelve a hacerse largo, muy largo. Me refiero, por descontado, al penosísimo episodio protagonizado por tres adolescentes, Tito (Pau Poch), Mire (Andrea Ros) y Ori (Àlex Batllori), que ya de entrada empieza mal (la insoportable gamberrada con la muñeca hinchable en la azotea), va degenerando (la increíble, literalmente cogida por los pelos, entrada de los chicos en el edificio acordonado por la policía, a través del alcantarillado porque alguien, casualmente, se ha dejado abierta la tapa…) y se queda, al final, en nada: Mire y Ori terminan encerrados en una habitación (¿de cara, quizá, a una hipotética tercera entrega…?), mientras que Tito es poseído por el virus satánico, lo cual da pie a un enfrentamiento verbal (y a un nuevo guiño a El exorcista) entre el diablo que habla por boca del muchacho y el sacerdote que ha venido a hacerle frente, lo cual resulta gratuito, habida cuenta que dicha función (la del ser infernal que habla por medio de uno de sus “poseídos”) podría haberla desempeñado perfectamente cualquier otra víctima del inmueble, con lo cual nos habríamos ahorrado todo el horrendo capítulo de los chicos (que ofrece, empero, un momento recibido con regocijo entre el público, o al menos entre el público asistente a la sesión donde el que suscribe vio la película: aquella escena en la que el bombero –Juli Fàbregas— reprime la conducta histérica y prepotente de Tito… arreándole una bofetada).
Si la trama propiamente dicha roza el disparate (y no me refiero, por supuesto, a su naturaleza “fantástica”, sino a lo mal desarrollada que está), el trabajo de puesta en escena también deja bastante que desear. La primera mitad del film resulta, en este sentido, la más entonada; se nota que la película tiene más presupuesto que la primera entrega (si no me equivoco, unos 5 millones de euros; el primer film costó, si tampoco recuerdo mal, un millón), y la factura resulta más vistosa y mejor acabada, aunque el trabajo de realización no termina de sacar todo el jugo a la posibilidad de recurrir, en esta ocasión, a más de una cámara (recuérdese que cada uno de los GEO,s. lleva una, así como la quinta cámara que se incorpora a la acción cuando lo hacen los temibles adolescentes antes mencionados). Es más: la planificación no puede (o no quiere) evitar ciertas semejanzas con la estética y la narrativa propias del videojuego, dentro de la cual no faltan los inevitables planos subjetivos de los GEO,s abriendo fuego contra los poseídos en travelling frontal y plano fijo (a lo Resident Evil, para entendernos). Queda para el recuerdo una bonita idea de puesta en escena que aparece (al igual que ocurría en el primer [Rec]) en el tramo final del relato, y que glosa el largo tiempo esperado enfrentamiento del Dr. Owen y el jefe de los GEO,s, acompañados por una inesperadamente recuperada Ángela Vidal (Manuela Velasco), contra la temible niña Medeiros; me refiero a ese momento –inspirado, pues tampoco es original, en El silencio de los corderos (The Silence of the Lambs, 1990, Jonathan Demme); además, ya aparecía en la primer entrega…— en el cual la extraña “bañera” donde está sumergida la niña Medeiros “aparece” y “desaparece” en virtud de si es o no captada por el haz de infrarrojos de la cámara; pero aún así se tiene la impresión de que dicha idea está poco aprovechada.
No voy a entrar en detalles sobre las escenas finales de la película (y que están inspiradas, asimismo, y al igual que otros momentos muy concretos del film, en otras películas que la han precedido; hay, incluso, un autoguiño de Balagueró a su Darkness, 2002: el niño poseído que repta por el techo); y no lo voy a hacer porque, con franqueza, no vale la pena el esfuerzo. Sigo pensando, a pesar de todo, de que Jaume Balagueró y Paco Plaza tienen el suficiente talento y personalidad como para hacer, tarde o temprano, ese título redondo que todavía se les escapa, por más que en esta ocasión se hayan limitado a resolver una mera demanda de mercado. Probablemente habrá un [Rec] 3, pues el final de [Rec] 2 deja la puerta abierta para una continuación. Quizá será entonces el momento de que sus realizadores se replanteen muchas cosas que, me temo, en esta ocasión quizá no han querido o no han podido hacer. El tiempo lo dirá.
Bastante de acuerdo con todo, aunque conste que a mí el primer [REC] sí me parece una buena película, y el "interminable" prólogo en el parque de bomberos maravilloso, por lo que tiene de aire documental. Y es que para mí al menos el principal hallazgo del primer [REC] era mostrar una película de género a través de una puesta en escena diferente, la del reportaje televisivo, que daba momentos tan curiosos como esos del prólogo o la entrevista ya mediada la película a los diferentes vecinos de la escalera, además de aportar una notable frescura al relato.
ResponderEliminar[REC 2] en cambio va a saco y no está para coqueteos con otros géneros, y creo que es eso, más que sus otros errores, lo que la hace fallida. Al adoptar la textura de una película 100% de género, paradojicamente, toda la tensión sale por la ventana, porque ya estamos ante un espectáculo más convencional, y por tanto donde es más difícil sorprender o asustar.
Aún así tampoco creo que sea completamente desdeñable, el segmento inicial de los GEOs es muy dinámico y tiene bastantes momentos bien resuletos, como el paseo a lo "Aliens" de uno de ellos por los conductos del ático, o las imágenes que muestran lo que le sucede al que queda aislado del grupo. Y después de la parida de los chavales al menos Balagueró y Plaza intentan expandir la subtrama ocultista del original con bastante acierto, a mí sí me gustó el detalle de que la oscuridad escondiera cosas.
Creo que el problema ha sido demasiada prisa para rentabilizar el éxito de la original.
ResponderEliminarSin que a mi me pareciera tampoco nada del otro jueves, está claro que REC fue toda una sorpresa para la taquilla tanto en nuestro país como fuera de él y ese era un filón que han querido aprovechar antes de que cayera en el olvido. Sencillamente se han dado demasiada prisa y el guión es demasiado predecible y reiterativo con lo ya visto en la primera REC.
Siguiendo esta línea de cinema verite (si es que se puede utilizar aquí este término) te emplazo a que veas la, también estrenada en sitges, "paranormal activity". A ver que te parece...
No pienso ver esta secuela pues su predecesora supuso una de las peores experiencias que recuerdo en una sala cinematográfica: no soporto la cámara en mano mareante, ya a un nivel físico. Estuve con dolor de cabeza una semana. Además es un recurso que no tiene sentido la mayoría de las veces, pues nadie graba de esa manera tan mareante, incluso aunque le persiga un bicho del espacio o un zombie.
ResponderEliminarSaludos Tomás.
Pues para mí son precisamente las referencias - que eran bastante evitables - lo peor de REC2. No había mucho por donde tirar, claro, pero hacer una continuación tal cual, modelo Aliens, hubiese dado otro resultado. El episodio que cita Neville, con el cura fosilizado y los niños cobaya encerrados en el desván, si estuviese bien desarrollado ya daría para que la cinta tuviese algo que ofrecer. En cambio se queda en una mera anécdota, muy mal resuelta además.
ResponderEliminarEn mi opinión Plaza y Balagueró se han visto en la encrucijada de mantener la forma que le dio el éxito en la primera o tirar por desarrollar el fondo de la historia, y se han quedado a medio camino: ni se profundiza suficiente en la trama ni se apuesta por la acción pura y dura, con lo que el resultado es muy mediocre. Y el aspecto "filosófico/religioso" del relato es pueril.
Este mes no has escrito en SciFiWorld, Tomás???
Simplemente es un "bodrio", una tomadura de pelo. No aporta nada nuevo (bueno si, lo de las cámaras, pero ¿y qué?). Deberían devolvernos el dinero por estafa... y luego se quejan de que "el cine español no va bien"... ¿y qué quieren con productos como éste?
ResponderEliminarBuenas tardes/noches a todos:
ResponderEliminarAntes que nada, disculpad la tardanza en contestar, pero SIGO Y SIGO Y SIGO SIN INTERNET EN MI CASA, y continúo escribiendo en el locutorio. Es un tema que ya me aburre tanto que, con franqueza, prefiero no añadir nada más. Pese a todo, no me desanimo, y tengo previstas nuevas entradas en el blog a corto-medio plazo (de hecho, las tres últimas que he hecho las he confeccionado en el locutorio mismo: toda una proeza para alguien, como yo, tan poco ducho en temas informáticos...).
Cierto, Gonzalo, este mes no ha salido artículo mío en "Scifiworld", pero no porque no lo haya escrito, sino porque ha quedado fuera por problemas de espacio. Confiemos en que salga el mes que viene.
Tomo nota de la recomendación de "Paranormal Activity" que hace El Gran C. La película se estrena en España este mes de noviembre, así que habrá ocasión de hablar de ella.
Curiosamente, creía que habría más defensas de "[Rec] 2", y veo que, al menos en este blog, prácticamente no las hay, salvo la del amigo Neville. Puede que sí, que esta secuela haya sido una decepción incluso para los seguidores del primer film..., o sencillamente éstos no se han enterado de que existe este blog. Pese a todo, y por contradictorio que pueda parecer, reitero que Balagueró y Plaza son personas a las que se les intuye talento, y cualquier día pueden dar la campanada.
Un abrazo,
Tomás Fernández Valentí.
insoportable REC2. Una de las peores películas del año pasado.
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