Nosferatu acaba de publicar el n.º 19 de su colección de libros de cine: El polar francés (1931-1982), coordinado por el amigo Antonio José Navarro, y que, como su título indica, aborda el período más importante de una de las mejores parcelas del cine de género europeo: el polar, o cine policíaco francés, cuya revalorización crítica en estos últimos años alcanza con este volumen una de sus máximas expresiones. Jesús Palacios, Mar Corrales, Aarón Rodríguez Serrano, Quim Casas, Roberto Cueto, Àngel Quintana, Carlos Aguilar, Elisa McCausland & Diego Salgado, Jorge Gorostiza, Tonio L. Alarcón, Roberto Curti, Eduardo Guillot, Ricardo Aldarondo, Luis Pérez Ochando, Juan Andrés Pedrero Santos y Pablo Fernández Vegas, además del propio Navarro, conforman la formidable plantilla de colaboradores que han participado en esta obra colectiva, entre los cuales me he colado yo con la esperanza de haber estado, mínimamente, a su altura.
He contribuido a este libro con el capítulo dedicado a uno de los cineastas fundamentales del polar: Jean-Pierre Melville. Hombres con sombrero y gabardina, donde me centro en la producción más específicamente polar y noir de su filmografía, es decir, Bob el jugador (Bob le flambeur, 1956), Dos hombres en Manhattan (Deux hommes dans Manhattan, 1959), El confidente (Le Doulos, 1962), Hasta el último aliento (Le Deuxième souffle, 1966), El silencio de un hombre (Le Samouraï, 1967), Circulo rojo (Le Cercle rouge, 1970) y Crónica negra (Un flic, 1972).
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