La esperada nueva película de Colin y Greg Strause, Skyline, ocupa la espectacular portada del núm. 32 de la revista Scifiworld, en la cual se efectúa este mes un completo repaso a lo que ha sido el Festival de Sitges 2010, o se rememora un clásico del cine de terror español como es Pánico en el Transiberiano, de Eugenio Martín, entre otros temas. Para este número he escrito un artículo sobre un asunto al cual le he estado dando vueltas últimamente, en ocasiones en este mismo blog, sobre una determinada parcela del cine fantástico que presenta, de manera metafórica y soterrada, retratos de familia o de parejas en conflicto, pues “Desde el inicio de su historia, el cine fantástico se ha mostrado pródigo a la hora de mostrar a la familia en sentido general, y dentro de ella a las parejas de novios o de recién casados, como blancos favoritos de lo sobrenatural, en una interminable tradición que arranca, pongamos por caso, con “Nosferatu, el vampiro” (Nosferatu, eine symphonie des grauens, 1922, Friedrich Wilhelm Murnau), en la cual el vampiro conde Orlok (Max Schreck) puede verse como la amenaza que se cierne sobre la vulnerable joven pareja formada por Hutter (Gustav von Wangenheim) y Ellen (Greta Schröder), y concluye, por ahora, tanto en las ya citadas “Paranormal Activity” y “La otra hija” como en la asimismo reciente propuesta de Joe Dante, “Miedos” o “Miedos 3D” (The Hole, 2009), en la cual una siniestra figura paterna se encuentra en la base de los temores de su joven y abandonado hijo Dane (Chris Massoglia). Por regla general, el cine fantástico suele ver a padres, madres, hijos o parejas como los blancos perfectos para las fuerzas del Mal por el mero hecho de ser, en cierto sentido, representaciones arquetípicas de las fuerzas del Bien, en su acepción más hogareña. Moviéndonos en el terreno de las generalidades, las figuras del padre, la madre, el hijo o hija y la pareja sentimental suelen aparecer mostrados como figuras protectoras o a proteger que coinciden en simbolizar los sentimientos amorosos más nobles (y, por eso mismo, más susceptibles de ser dañados por las fuerzas del Mal)”.