sábado, 15 de julio de 2023

Terror en Amity… otra vez: “TIBURÓN 2”, de JEANNOT SZWARC



Se nota, y mucho, que Tiburón 2 (Jaws 2, 1978) fue, es, una obra de compromiso. El primer Tiburón (Jaws, 1975) había batido todos los récords de taquilla de la época, pero Steven Spielberg no acababa de estar interesado en ponerse de nuevo tras las cámaras de una secuela. Después de que se confiara inicialmente el proyecto a John D. Hancock, despedido al cabo de un mes por discrepancias con los productores, y tras barajarse los nombres de cineastas como Otto Preminger –¿¿¡¡Otto Preminger!!??– y John Frankenheimer, la realización recayó en el francés afincado en los Estados Unidos Jeannot Szwarc, reputado profesionalmente gracias, precisamente, a su fama de cineasta rápido y resolutivo. Sin contar ni tan siquiera con un guion definitivo, Szwarc se puso a filmar a toda máquina, empezando por las secuencias de acción, las únicas que estaban definidas en el libreto provisional, mientras el guion terminaba de escribirse. También hubo problemas para que Roy Scheider repitiera el papel del jefe de policía de la isla de Amity Martin Brody, pues el actor no estaba en absoluto interesado en hacerlo y terminó aceptando, prácticamente a la fuerza, como consecuencia de compromisos contractuales. Empero, nada de todo ello redundó en detrimento del éxito del film, que a pesar de contar con un presupuesto elevado para la época, del orden de los 30 millones de dólares, acabó amasando una excelente taquilla de 208 millones en todo el mundo.



El guion, firmado por Carl Gottlieb –coguionista del primer film, y luego uno de los firmantes del libreto de la desastrosa Jaws 3-D (El gran tiburón) (Jaws 3-D, 1983, Joe Alves) (1)–, junto con Howard Sackler, es una variante de la trama de la primera película. Poco más o menos como esta última, arranca con un primer ataque del nuevo escualo, en esta ocasión, submarino: sus primeras víctimas serán dos desprevenidos submarinistas amantes del postureo en los restos hundidos del Orca, el pequeño barco con el que los protagonistas de Tiburón se hacían a la mar en pos del pez asesino. También aquí el alcalde Vaughn (Murray Hamilton) vuelve a resistirse a la posibilidad de cerrar las playas ante la amenaza de la presencia de otro gran tiburón blanco amante de la carne humana, como si el personaje no hubiese quedado lo suficientemente escarmentado con lo que ocurrió en la anterior película. Asistimos, nuevamente, al tenebroso hallazgo del cadáver, aquí carbonizado, de una de las víctimas del escualo (escena en la que Brody descubre, con “susto” incluido, el cuerpo sin vida de la conductora de una lancha motora), y a una falsa alarma en la playa: convencido de que un nuevo tiburón ronda alrededor de la isla, Brody desata el pánico al confundir al escualo con un inofensivo banco de sardinas (sic). A ello hay que añadir un esquema narrativo similar al del cine de catástrofes, todavía muy presente en el momento de la realización de este film, y que se hace patente, sobre todo, en el encadenado de escenas de “suspense” que giran alrededor de unos estereotipados adolescentes –entre ellos, los dos hijos de Brody– que salen a alta mar con sus pequeñas embarcaciones, poniéndose dramáticamente al alcance de las fauces del tiburón, con momentos tan “de catástrofe” como el del ataque y hundimiento del helicóptero.



Tiburón 2
no estaría tan mal…, si no fuera porque existe Tiburón. Szwarc filma con corrección y profesionalidad, pero sin particular inventiva, una producción que, en sus líneas generales, se deja ver, siempre y cuando uno no se tome demasiado a pecho el alud de aburridas convenciones del guion y el estilo (es un decir) mecánico y funcional de la puesta en imágenes, pródigo en tics visuales del cine norteamericano del momento tales como ese rápido reencuadre con teleobjetivo que nos revela el cadáver destrozado de una orca en la playa, en una imagen que casi parece un guiño irónico a una de las más decentes consecuencias del éxito de Tiburón, asimismo comentada en este blog: Orca, la ballena asesina (Orca, 1977, Michael Anderson) (2). No se puede negar que el resultado es efectivo, sobre todo cuando el tiburón hace acto de presencia: el ataque del pez a la chica que está haciendo esquí acuático, y a continuación, a la lancha motora que tiraba de la primera conducida por otra mujer; la cruel escena del ataque del pez al pequeño velero donde navegan Tina (Ann Dusenberry) y su novio Eddie (Gary Dubin), que se salda con la vida de este último, y que juega con habilidad con la presencia del tiburón en fuera de campo; las escenas del acoso del pez a las destartaladas embarcaciones de los chicos flotando a la deriva, donde no falta otra convención del cine de catástrofes: el sacrificio de alguien –Marge (Martha Swatek)– que, para salvar a otra persona –el pequeño Sean Brody (Marc Gilpin)–, entrega su propia vida; el clímax con el cable de alta tensión, que sería retomado sin rubor alguno por la posterior y desvergonzada Tiburón 3 (L’ultimo squalo, 1981, Enzo G. Castellari). El conjunto es muy digno, cierto, pero nada más: la sombra de la película de Spielberg resulta a todas luces excesivamente alargada.

 

(1) http://elcineseguntfv.blogspot.com/2023/06/tiburon-32-jaws-3-d-el-gran-tiburon-de.html

(2) http://elcineseguntfv.blogspot.com/2023/05/a-la-sombra-de-moby-dick-orca-la.html 





"TIBURÓN 2" A OJOS DE UN NIÑO...:



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