viernes, 29 de septiembre de 2017

Terrores acuáticos (1): “12 FEET DEEP”, de MATT SKANDARI



[ADVERTENCIA: EN EL PRESENTE ARTÍCULO SE REVELAN IMPORTANTES DETALLES DE LA TRAMA DE ESTE FILM.] El planteamiento de esta pequeña producción coescrita y dirigida por Matt Skandari, conocida con el título de 12 Feet Deep (2016) y subtitulada Trapped Sisters, no puede menos que recordarnos al de la reciente, y también modesta, A 47 metros (47 Meters Down, 2017, Johannes Roberts) (1). Si esta última giraba alrededor de la odisea de dos jóvenes hermanas de vacaciones por México que, de manera accidental, acababan en el fondo del océano, atrapadas dentro de una jaula de protección contra tiburones, a riesgo de morir ahogadas tan pronto se acabara el aire de sus equipos de submarinismo o de ser devoradas por los escualos, las protagonistas de 12 Feet Deep también son un par de hermanas que sufren un accidente más, digamos, cotidiano. La acción transcurre en una piscina pública a donde han ido a nadar Bree (Nora-Jane Noone) y Jonna (Alexandra Park). Llegada la hora de cierre del establecimiento, el antipático encargado del mismo (nada menos que Tobin Bell) tapa la piscina con la cubierta automática de fibra de vidrio de la misma, dejando atrapadas por descuido bajo la misma a las hermanas.


A partir de ese momento, Bree y Jonna deben unir fuerzas para sobrevivir al menos durante una noche dentro de la piscina, aprovechando para respirar el medio metro escaso de espacio libre entre la superficie del agua y la cubierta, y haciendo frente a numerosos peligros: el cansancio, el frío, el riesgo de ahogamiento o la creciente posibilidad de que Bree caiga en un coma diabético si no se inyecta su insulina en las próximas horas. Un planteamiento en torno a una “situación límite”, que asimismo recuerda vagamente al de la sobrevalorada película de Rodrigo Cortés Buried (ídem, 2010) (2), y que al igual que ocurría con esta última, apenas da para un corto o un mediometraje, algo que en el caso de 12 Feet Deep se nota, y mucho, en los ímprobos esfuerzos de Matt Skandari y su coguionista, Michael Hultquist, para alargar dramáticamente la trama con vistas a que alcance los 85 minutos que dura el film, créditos incluidos.


La trama se “infla”, por así decirlo, introduciendo varios elementos. El primero es de tipo psicológico, pues el cautiverio de las protagonistas es la excusa dramática para que ambas salden deudas de su pasado. Bree, que tiene un prometido con el cual ha hecho planes de boda (David: Christian Blackburn), le reprocha a Jonna sus problemas con las drogas que todavía no parece haber superado por completo (antes de verla entrar en la piscina, vemos que Jonna esconde una pequeña inyección en la guantera de su coche). Y Jonna le echa en cara a Bree sus “sermones” y la aparente actitud de indiferencia demostrada hacia el padre de ambos, un alcohólico violento que murió quemado y al cual Bree también intentó, aparentemente, salvar (de ahí las vistosas cicatrices de quemaduras que todavía conserva en un brazo). En segundo lugar, se presenta a un nuevo personaje, Clara (Diane Farr), la demente encargada de la limpieza y una delincuente en libertad condicional que se aprovecha de la situación de las hermanas para intentar sacar tajada de la misma; pero, además de un recurso dilatorio destinado, como digo, a estirar el film hasta una duración estándar, algo que se nota en demasía, resulta tan forzado y poco verosímil como el resto del conjunto. También hay un “falso final feliz” en forma de sueño que recuerda al doble twist de la mencionada A 47 metros.


Todo eso, y otras revelaciones que irán saliendo a la luz, carecen en sí mismas consideradas del menor interés, más allá de proporcionarles “carne” y juego dramático a las actrices que interpretan a las protagonistas, y cuya buena labor es sin duda alguna uno de los pocos puntos positivos de la película. De hecho, y por más que a simple vista pueda no parecerlo, 12 Feet Deep está más cerca, por temática y por resolución, por forma y por fondo, del melodrama de introspección psicológica que del thriller. Pese a todo, son las escenas de “suspense” las que impiden que el film se desplome por completo, y no porque sean particularmente brillantes, sino porque al menos introducen dinamismo en lo narrado. Momentos como el de las hermanas buceando en el fondo de la piscina para recuperar el anillo de compromiso de Bree, mientras el encargado cierra la cubierta sobre ellas; sus intentos de ensanchar un agujero en esa misma cubierta usando un trozo de plástico a modo de sierra; la escena en la que Clara las atormenta conectando la salida de cloro, amenazando con ahogarlas, o desconectando el agua caliente, para que mueran heladas; o sus esfuerzos por arrancar una rejilla metálica del fondo de la piscina y usarla para ensanchar el agujero a golpes, resultan cuanto menos efectivos, pero tampoco consiguen remontar la discreta calidad de una película que se ve y se olvida con facilidad.

(2) http://elcineseguntfv.blogspot.com.es/2010/10/formas-actuales-del-cine-espanol-1.html

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