lunes, 12 de abril de 2021

El show de Wanda: “BRUJA ESCARLATA Y VISIÓN”



[ADVERTENCIA: EN EL PRESENTE ARTÍCULO SE REVELAN IMPORTANTES DETALLES DE LA TRAMA DE ESTA SERIE.] Hay que reconocer que, con independencia de que guste mucho, poco o nada, Bruja Escarlata y Visión (WandaVision, 2021) es una miniserie de televisión de apariencia heterodoxa tratándose, como se trata, de una producción de los Marvel Studios, por más que esa heterodoxia sea, lo adelanto, una mera fachada tras la cual se oculta una producción mucho más convencional de lo que inicialmente promete. No obstante, el efecto sorpresa de, sobre todo, sus dos primeros de sus nueve episodios es eficaz: ahí es nada arrancar una serie protagonizada por los dos superhéroes de los cómics Marvel que prestan sus nombres al título español, Wanda Maximoff, alias la Bruja Escarlata (Elizabeth Olsen), y la Visión (Paul Bettany), convirtiéndolos en los supuestos protagonistas de una asimismo imaginaria sitcom titulada “Bruja Escarlata y Visión” (o “WandaVision”, en su mucho más preciso título original), y que, al principio de la mayoría de los episodios de la miniserie, cada uno de dichos capítulos adopte la estética y el formato, primero en blanco y negro y luego en color, evocativo de series de distintas décadas a las que se hace nada velados homenajes del estilo de El show de Dick Van Dyke (The Dick Van Dyke Show, 1961-1966), Embrujada (Bewitched, 1964-1972), La tribu de los Brady (The Brady Bunch, 1969-1974), Enredos de familia (Family Ties, 1982-1989), Malcolm (Malcolm in the Middle, 2000-2006) y Modern Family (ídem, 2009-2020), risas “enlatadas” incluidas.



Pese a todo, a poco que se conozca a estos personajes Marvel y, por descontado, se hayan visto los largometrajes que conforman el Marvel Cinematic Universe diseñado por el productor Kevin Feige, respecto a los cuales Bruja Escarlata y Visión viene a erigirse en un nuevo eslabón de ese mismo “universo”, hasta el espectador menos avezado no tardará en darse cuenta de que, a la vista de esos dos primeros episodios, hay algo que no encaja. ¿Qué hacen Wanda y Visión protagonizando una sitcom en blanco y negro y en color, y más si tenemos en cuenta que, recordemos, Visión murió a manos de Thanos en Vengadores: Infinity War (Avengers: Infinity War, 2018, Anthony y Joe Russo)? Y, a pesar de que hay un par de pequeños momentos en esos dos primeros y jocosos episodios que insinúan que, efectivamente, algo raro está pasando, es a partir del tercer capítulo de la serie, creada por Jac Schaeffer y dirigida en su integridad por el televisivo Matt Shakman, cuando empieza a hacerse evidente algo que se intuye desde el principio: que esos supuestos episodios estilo sitcom no son sino el artificioso disfraz bajo el cual se oculta (no demasiado) una trama que, rápidamente, va abandonando los ropajes de la comedia más o menos heterodoxa de los primeros capítulos y termina abrazando en su capítulo final todas y cada una de las convenciones del cine de superhéroes chez Feige, en lo que se ha visto un cruce à la Marvel de la extraordinaria El show de Truman (The Truman Show, 1998, Peter Weir) con la mediocre Pleasantville (ídem, 1998, Gary Ross).



Desde cierto punto de vista, puede verse Bruja Escarlata y Visión como una miniserie que viene a suplir la inexistencia de un largometraje centrado en dichos personajes, y en particular en el de Wanda, del cual se nos ofrece un arco dramático muy completo, que incluye, en un momento dado, flashbacks de su infancia y juventud junto a su familia, y su reclusión en un internado donde experimentó por primera vez sus superpoderes con la inestimable ayuda de una Gema del Infinito. El resultado es simpático, todo lo más, y se beneficia del buen hacer de sus intérpretes y de la puesta en escena funcional del realizador, quien cumple con corrección con el empeño gracias al respaldo de un presupuesto generoso (25 millones de dólares por episodio) y de un excelente equipo técnico. Pero, en su conjunto, el resultado final es como una pompa de jabón, vistosa por fuera, pero hueca por dentro, que a poco que se intente “rascar” con un mínimo de rigor se revela un producto tan divertido como baladí, solo apto para “iniciados” en el “universo marvelita”.



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