Una vistosa imagen de la celebrada serie de televisión Juego de tronos (Games of Thrones, 2011) ocupa la portada del núm. 37 de Scifiworld. Mi contribución de este mes gira en torno a lo que se conoce como cine steampunk: “La definición “clásica” de lo que se entiende como “steampunk” –suponiendo, claro está, que pueda calificarse como de clásico un concepto cuya “antigüedad” se sitúa entre los veinte y treinta años— es la que abarca toda una amplia gama de la cultura (literatura, cine, cómics, diseño) que sitúa relatos o ambientes propios del siglo XIX pero revistiéndolos de tecnología característica de los siglos XX y XXI. Dicho de otra manera, el “steampunk” puede verse como una rama de la ciencia ficción (subgénero, lo llaman algunos, lo cual no es del todo exacto, como ahora veremos) que vendría a ser lo contrario de lo que en ocasiones se ha definido como “historia del futuro”. (…) En cambio, el “steampunk” parte de una similar especulación de inspiración fanta-científica, pero en vez de mirar hacia un hipotético porvenir de la humanidad, lo que hace es reinventar el pasado y recrearlo desde una perspectiva futurista, de tal manera que “ese” siglo XIX, y preferentemente la Inglaterra victoriana que, por convención, se ha convertido en la base estética referencial del “steampunk”, se erige así en un anticipo directo de nuestro más inmediato tiempo presente. En este sentido, lo que el “steampunk” viene a decirnos, o mejor dicho, a sugerirnos, es que el futuro empezó en el pasado: que lo que estamos viviendo en la actualidad “es” ya, y según como se mire, ese “futuro” con el que habían soñado tantos y tantos autores del género desde las páginas de la literatura o de los cómics y las pantallas del cine”. Un ejemplo sintomático de cine steampunk sería la película de Stephen Norrington que acompaña, a modo de ilustración, estas líneas: La liga de los hombres extraordinarios (The League of Extraordinary Gentlemen, 2003).
Hola Tomás!
ResponderEliminarApunta interesante el artículo. Sobre "La liga..." decir que me gustó (aunque Alan Moore despotricara de ella), una pena que no funcionara en taquilla porque una segunda parte habría sido muy interesante. Invasión extraterretre en la Inglaterra victoriana...y el inquietante Dr Moreau.
Un saludo!