La película de Neil Marshall Centurión es el tema de la espectacular portada del número 29 de Scifiworld, la cual, además de incluir un dossier dedicado al realizador Christopher Nolan con motivo del estreno de Origen y una entrevista exclusiva con Mick Garris, incorpora asimismo un artículo mío que, bajo el genérico La saga Predator, y ante el próximo estreno de Predators, de Nimród Antal, “es la excusa perfecta para que efectuemos un somero repaso a lo que ha dado de sí uno de los personajes más míticos surgidos del cine fantástico norteamericano de los ochenta, con permiso de Freddy Krueger y Jason Voorhees: el Depredador, o Predator, tal y como parece haberse normalizado de unos años a esta parte, una criatura extraterrestre de cuerpo musculoso, facciones monstruosas que suele ocultar tras una especie de inquietante máscara de combate, tocado por una serie de protuberancias capilares parecidas a un peinado “rastafari”, y sobre todo, con un único y claro propósito: la caza mayor”, recorriendo lo que ha sido la serie de películas protagonizadas por este memorable cazador alienígena a raíz de la no menos estupenda Depredador, de John McTiernan, incluyendo su primera secuela, Depredador 2, de Stephen Hopkins, y sus derivaciones o spin-offs: la mini-saga formada por Alien vs. Predator, de Paul W.S. Anderson, y Aliens vs. Predator 2, de Colin y Greg Strause.
Buenas tardes, Tomás:
ResponderEliminarHe leído tu brillante análisis de “Depredador” y me alegro de que reivindiques a John McTiernan, de quien aprecio mucho “Jungla de cristal”, “La caza del Octubre rojo”, “El secreto de Thomas Crown” y “Los últimos días del Edén” (película que por cierto volví a ver hace poco y que me sorprendió gratamente, creo que el paso de los años la ha tratado más que bien). “Depredador” no me gusta tanto como las que he citado, pero tiene una media hora final realmente antológica, casi de cine mudo, con momentos tan brillantes como cuando Schwarzenegger prepara la emboscada al depredador tras darse cuenta de que solo puede cazarle con sus propias manos, todo ello con la espléndida banda sonora de Alan Silvestri.
También me ha gustado que en tu artículo cites brevemente “Los demonios de la noche”, película quizás olvidada pero que me gustó mucho por su sorprendente cruce de cine de aventuras con el de terror, con esas claras referencias a “Tiburón” y esos leones casi sobrenaturales; además fue uno de los últimos grandes trabajos de Jerry Goldsmith. Para mí una película a reivindicar.
Saludos.