La nueva y exitosa película de los hermanos Coen, esto es, la nueva versión de Valor de ley (True Grit, 2010), es el tema principal de la portada del núm. 310 de Imágenes de Actualidad. Este mes, y con motivo del estreno, entre febrero y marzo, de un par de films de temática satánica como son La trampa del mal (Devil, 2010, John Erick Dowdle) y El rito (The Rite, 2011, Mikael Hafström) –y, quién sabe, a lo mejor su distribuidora se anima por fin a estrenar El último exorcismo (The Last Exorcism, 2010, Daniel Stamm), anunciada desde hace meses y que no llega ni a tiros…—, con motivo de todo ello, como digo, he dedicado el Cult Movie de este número a la famosa película de Alan Parker El corazón del ángel (Angel Heart, 1988): “no sólo es uno de los films de Parker que mejor resiste el paso del tiempo, hasta el punto de erigirse quizá en su mejor trabajo junto con “Arde Mississippi” (con la cual comparte muchas cosas), sino que además es la película que demuestra que, en cierto sentido, Parker fue en su momento lo que ahora es el también británico Ridley Scott: el realizador inglés que trabaja en los Estados Unidos, haciendo además producciones con medios “hollywoodienses”, pero aportando al mismo tiempo un “toque” “british” de cierta “qualité”. La diferencia de “El corazón del ángel” con otras películas de Parker de la época consiste en que, a pesar del sempiterno y a ratos un tanto empalagoso esteticismo de su realizador, así como de su tendencia habitual hacia el efectismo (patente sobre todo en algún que otro “susto” estúpido, destinado a recordarle al espectador que, aunque a simple vista parezca un film “noir” retro, lo que realmente está viendo es una película de terror...), la verdad es que la mayoría de sus elementos funcionan bien”.
Completo mi contribución a este número de Imágenes de Actualidad con un par de críticas: una de la muy discreta película de Florian Henckel von Donnersmarck The Tourist (ídem, 2010), la cual me confirma algo que ya sospeché cuando se estrenó el anterior y muy celebrado film de este mismo director, La vida de los otros (Das leben der Anderen, 2006): sencillamente, que no había para tanto; y otra, un poco más extensa, de Camino a la libertad (The Way Back, 2010), la extraordinaria película del siempre magnífico Peter Weir, a mi entender y ahora mismo uno de los mejores realizadores del cine mundial, por más que no acostumbre a salir en “las listas de los listos” sobre lo-mejor-y-lo-peor-del-año, del-siglo o del-milenio (ya no falta tanto…), respecto a las cuales dedicaré más adelante una entrada en este blog.