
La ya famosa película de Terrence Malick
El árbol de la vida (The Tree of Life, 2011), ganadora de la Palma de Oro del último Festival de Cannes, es el principal motivo de portada del núm. 412 de
Dirigido por…, revista que a partir de este mes me encargo de coordinar. Una completa crónica de Cannes 2011, escrita por Quim Casas, y la primera entrega de un
dossier en dos partes dedicado al género
giallo, coordinado por Antonio José Navarro, son los platos fuertes de la edición de este junio. Pero, sin duda alguna, hay otros contenidos destacables: las críticas de estrenos de actualidad como
X-Men: primera generación (X-Men: First Class, 2011, Matthew Vaughn), a cargo de Raúl Acín, y
El castor (The Beaver, 2011, Jodie Foster), escrita por Quim Casas; el Flashback que ha dedicado José María Latorre (quien sigue firmando su imprescindible sección de novedades en DVD Pantalla Digital) al excelente film de Paul Schrader
El placer de los extraños (The Comfort of Strangers, 1990); el que ha escrito, por su parte, Juan Carlos Vizcaíno Martínez sobre la gran película de Nicholas Ray
Chicago, año 30 (Party Girl, 1958); y la crítica que Rafel Miret dedica a
Le roman d’un tricheur (1936), inclasificable obra de Sacha Guitry, dentro de la sección En Busca del Cine Perdido.

Mi contribución de este mes se centra, por un lado, en la crítica del más reciente film de Woody Allen,
Midnight in Paris (ídem, 2011), la cual, “
como viene ocurriendo últimamente con las películas de Woody Allen, ha sido recibida de nuevo con cierta hostilidad fundamentada, salvo honrosas excepciones, en opiniones tan imbéciles y, sobre todo, tan extracinematográficas como la antipatía personal hacia cierto personaje metido en la producción de este film, o hacia la presencia, puramente anecdótica, de determinado personaje mediático en su reparto. Argumentos que nada tienen que ver con la realidad intrínsecamente cinematográfica de una obra, cierto, no del todo conseguida pero con los suficientes elementos de interés como para merecer mayor estima de la que se le ha dispensado”.
También he hecho una aportación a las numerosas antologías sobre el giallo que aparecen en este número, concretamente la dedicada al singular film de Pupi Avati La casa dalle finestre che ridono (1976): ““La casa dalle finestre che ridono” es un buen ejemplo del estilo de cine fantástico practicado por un realizador, el boloñés Pupi Avati, que por desgracia todavía hoy es más conocido por aquellas películas suyas que algunos aún catalogan, estúpidamente, como “serias” (sic) –sin perjuicio, más allá de esa absurda clasificación, del elevado interés de varias de ellas: destaco “I cavalieri que fecero l’impresa” (2001) o “El corazón ausente” (Il cuore altrove, 2003)–, despreciándose olímpicamente, en muchas ocasiones por pura y simple ignorancia, sus más que atractivas aportaciones al “fantastique”, como “Zeder” (1983), “L’arcano incantatore” (1996) o “Il nascondiglio” (2007)”.
Cierro mis artículos para el Dirigido por… de este mes, además de con una pequeña reseña de la reciente El sicario de Dios (Priest, 2011, Scott Stewart), con un texto para la sección Cine Bis, centrado en el curiosísimo thriller de la Hammer La máscara submarina (The Snorkel, 1958, Guy Green): ““La máscara submarina” se inscribe en la línea habitual de cine no fantástico del estudio por aquellos años, y en particular de sus “thrillers”, rodados en su mayoría en blanco y negro y de ambientación contemporánea, a fin de diferenciarlos al máximo de otras líneas de producción suyas rodadas mayoritariamente en color (…). Dentro de dicha producción blanquinegra de “thrillers”, sobresalieron en particular dos grandes obras del realizador Seth Holt: “El sabor del miedo” (Taste of Fear, 1961) y “A merced del odio” (The Nanny, 1965). Si bien es verdad que “La máscara submarina” no está a su altura, resulta preferible a otras incursiones de la Hammer en el género, como la aburrida “Maniac” (Michael Carreras, 1963)”.
Dirigido por…, nº 412: http://www.dirigidopor.com/dirigidopor/Dirigido.html